Escucha
El Diablo se transforma en Tiempo
Pequeñas dudas germinando en bosques
Respirando entre filas de miedos
Sorbos de gotas que ahogan despacio
Deshoja el día en sus grises ojos
Me devora porque no me conoce
Destruye sueños de mi ángel
Hasta hacerme esqueleto
Cada segundo es perpetua deuda
Se transforma en su tormenta
Solo los sueños respiran
En el crisol de la espera
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El diablo se transformaba en tiempo,
regurgitaba mi grotesco animal, en surcos que recorren mi piel, quemándola
hasta sus cenizas. Cenizas que vuelan hacia el infinito inexistente dibujando
un ocho entre su existencia. Un recorrido que se agota en el pensamiento.
Las noches se iluminan asustándome,
arrojándome sus pequeñas dudas. Caen en mis sienes sus gotas malditas. Me
abrasa su tacto. Me queman sus dudas, desdibujadas entre el abrupto bosque.
Entre mil caras, solo asoma la cara infiel, penetrante en la espesura del
ramaje roto. Me sobrevuela con la indiferencia de su altura estratosférica. Y yo respiro entre
filas de rocas hechas de miedo, que me ahogan despacio, en la lentitud de la
pesadilla que no te despierta. Frío que revienta mi río ¿lo escuchas?
Tiempo que deshoja el día con sus
grises ojos, sin parpadear en el paso de sus robustos segundos. Y me devora con
el odio de quien no me conoce, destruyendo todos los sueños de mi ángel. Mi
anónimo guardián respirando por mi sangre. En sus alados deseos jugaba mi aura hasta
hacerme esqueleto.
Bebo de cada uno de los segundos
que me tocan y acarician mi extrañeza. Arrecia su tormenta en mis pies desnudos
¡dejadme correr a través del firmamento de mis sueños! ¡Devolvedme a mi cuna! No necesito dientes,
ni el sol que calienta mi espera.
Eres mi diablo
don dumas
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