Ella pasea ante mis ojos como un día sin final
A veces, turbia máscara de sopor, de incógnita oscuridad
Bestia dama sentada sobre la
ausencia de alma
Aún circea cristalina a los precarios témpanos que sobresalen en mi piel
Y calma mi ruido el gemido de sus
cascadas, observando sus gotas, una tras otra
El contacto con su voz me tiembla al rostro
¿Serán mis últimas palabras, eternas, como mi caprichoso pensamiento?
don dumas