Las cresas no duermen;
soltaron su labia ancestral
Las Eneidas no duermen;
ellas saben de las espaldas
sin llevarme a sus tumbas
Quimera blanca de dama blanca
Alimento de pesados silencios
Entre arpas y soga de un mal asesino
Advertido soy de mi traje oscuro
/Ya querrían/
Sus no cuerpos, tan sólo culpas
En abrazos de espesas nubes
En su goteo oscuro e incesante
Con su astuto rubor, no me retengan
esas miradas vacías
¡Y a mi despertar todo son truenos!