sábado, 19 de octubre de 2019

ALMA Y PROSA


Me encoge tu mano serena, no me araña
mi imperfección sucumbe en su victoria
reviviendo en su tacto mis cuatro elementos
Interminables curvas evitan verte
mi vértigo se traslada de temblor
sin verbos dominantes en el acantilado paisaje
Me avisa un rotundo crujir, sombras surgen del cajón
burbujas eclosionan a mi paso incardinado
No asoman rostros en las míseras tumbas de arena
donde me hallo, agujeros entre mis pies
Criptas diluyéndose en mi deseo envuelto en música
Y los días se hacen agua
me hacen sitio sus orillas,
hasta el hueco de sus sarcásticas huyendo mis gritos
Retirada entre desafinados duendes de corneta y violín

don dumas



He traspasado mi nítida ventana, entre cubículos de materia grasa. Me agarra la mano de seda serena. 
Me arrastra en vida. Me disuelvo sobre agua, fuego, tierra y aire. Los cuatro elementos enredados en el surrealismo de una falsa noche. Todo me resulta diferente ¿olvido algo ajeno a mi desastre? Se me escurrieron todos lo pretextos, coparon excelsos las bolsas de plástico. Profundas y oscuras, abandonadas debajo del todo. Palpadlas sin el mayor interés ¡mis abstractas letras de criminal! vacías de abrazos.
Mis deseos ya no son físicos. Atrás dejo mi pegajoso paisaje de acantilados y rocas, pisoteadas con el temblor de mis días. Vértigo incrustado en sus espejos, me balanceaban en sus abismos. Su cristal formaba mi piel.
Me siento niña, oscurecida en la profunda pradera y nítida en la llama de un astro, de frágiles hombros, vestida por mi dios minúsculo. Nado entre imágenes simulando un sueño de vidrio, soy yo mismo alejándome de mis imperfecciones, cornucopia aviesa, cubierta del pálido moho del bosque. Me rapta el infinito, entre sus interminables curvas.
El color golpea a los días que se alejan en un torpe carro mundano. Amarrados mis gritos a sus vastas ruedas, huyen, regalándome el sonido dichoso de la orilla.
Lugar que clama a mi único deseo. Verbos que tan solo soñaban conmigo

don dumas

1 comentario:

  1. Nos acompaña en cada agujero que abarcamos en nuestro devenir. No hay alma gemela. Habitaré el alma serena

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