Amanezco prisionero
En el vacío de las páginas; entre miserias de libros rotos
Y sobre ese fondo de negras rocas
mi frente ancha
Yo mismo asomado a otra vieja noche
En el vacío de las páginas; entre miserias de libros rotos
Y sobre ese fondo de negras rocas
mi frente ancha
Yo mismo asomado a otra vieja noche
Las cresas no duermen;
soltaron su labia ancestral
Las Eneidas no duermen;
ellas saben de las espaldas
sin llevarme a sus tumbas
Quimera blanca de dama blanca
Alimento de pesados silencios
Entre arpas y soga de un mal asesino
Advertido soy de mi traje oscuro
/Ya querrían/
Sus no cuerpos, tan sólo culpas
En abrazos de espesas nubes
En su goteo oscuro e incesante
Con su astuto rubor, no me retengan
esas miradas vacías
¡Y a mi despertar todo son truenos!
Escucho tu mano
rozando
mi rostro de árbol
anterior a toda belleza
Escucho el asombro
en cada palpitar
de tu corazón
bajo tu pecho perforado
por mi intriga
Escucho los vuelos
de esa muerte adulta
que me implora,
extraña ave de lujuria
seduciendo fuego
Pero nada
nadie
escuchará mi voz
en la brumosa madrugada
que tarde me abraza
e ínfimo me cubre
don dumas