Un androide japonés se enamoró de la lejanía de una flor silvestre
La señal duele en el paraje de unos circuitos desplomados. Nunca pudo regarla con su señal dolorosa
Y creó la poesía más corta del mundo:
"fui, volví"
El mal número le persigue
Aún podría encontrarse con el ruido del paraíso, y parar el eléctrico océano de su mirada
He tenido que utilizar el video del directo de este increíble y agnóstico grupo australiano para ilustrar la poesía, puesto que el video original está restringido por la dictadura visual que nos imponen no sé muy bien desde donde. ¿Hay alguien ahí?
Antes de penetrar en la invisible quietud del aire, en su espacio insondable arrancado a los incómodos infiernos,
trazo la tormenta, la infiel tormenta del medio dia, donde dejo de escuchar a mis grises paisajes. Entre mis pensamientos de flores sembradas por el estupor, de tramas en secas ramas, y de imposibles recuerdos
Y cuando sople ese pálido viento que nos olvide, monstruo hierático, escucharé la hostil voz del perdido pasajero
Es cuando paseo entre sombras del ayer, cuando me reconozco entre sus eclipses, como un viajero que no vuelve
Sirve para adherirme a la plenitud de unos ojos vivos, donde el barro solo es barro y el aire es el hambre de la aspereza
Deseo ser el único poema prohibido, ese jardín de besos donde duelen los poemas anversos
Déjame, Verlaine, amar tus sucias palabras, con el descarado encanto del destructor.
No te muevas cerca de mi teatro, Rimbaud ya duerme con los aires de Etiopía, entre sábanas calurosas de infierno y sus armas blincadas de sangre.
El veneno dibuja una frontera, en nuestro escritorio, expuesta sobre su cristal, como blanco y pegajoso delirio, entre nuestras blandas miradas, esfuérzame en visitarlo, antes que rezar al macabro hijo de la nada, solo quiero visitar el profundo y oscuro fondo
¡Miradme! como un poeta pobre donde mis delirios se comen al perro, abrasador de falsos testigos de un locuaz llamado Lorca, agarrando un miedo y un dolor, con mi pelo rubio vistiendo en mi traje negro. ¡Miradme! como ese día de plomizas nubes, amenazando árboles con su tenebrosa agua verde.
Todos mis fantasmas se llamaron Baudelaire, todos mis pecados se escribieron sin palabras, todos mis bucólicos caprichos cabían en una hoguera, donde todos mis libros se perdieron antes de escribirse.
Pero amanece en este edén de guitarras y notas de sabrosa Wendy. Amanece el estruendo en el teatro
¡Olvídame Verlaine!, oscuro terraplén entre miradas
Asoma cansada mi noche, con su viento calmo arañando soledades en mi rostro Llega ensanchada la noche soñada...escribí cartas de amor imaginando tu ansiada presencia Vira un barco con sus profundidades, viran las galernas de Ariadna, vibran musicales sus hilos de araña, mientras se revuelve entre sueños mi luz, hasta las escombreras de la multitud, atenuados sus colores amarillos, fantasmales, entre los huecos olvidados, llenos de Venus.
Y asomando por encima de troncas cabezas, un oscuro arco iris, abriéndose, como rosa ennegrecida, entre las pupilas de los más ancianos, dilatadas entre miedos... señal inequívoca de los fríos regresos.
Se escuchará alejada la cruel sinfonía, de ciborg absorto en sus notas, pálidos sonidos en sus sótanos prófugos, donde yacen ropajes malditos, piedras sobre las brumas, cólera esfumando calientes brisas sobre mi paz, sin un aire vivo.
¡Quiero saber entre el olor del sonido de años luz!
Y aunque nunca lo sepa, vaciaré mi alma con el olor de mi última foto
Simalinas en desconciertos, las partes oblicuas del odio, sobresalen, en caretas del homo ensortijado, cueva de hambres, boca alejada del lobo por cicatrices, y entre la matriz, cuantas dudas, regadas entre pelo y sueño, surgiendo o surgirán o surgidos de alveolos en mi respiración. Así, duermo de venenos que relanzan cadenas, unidos, ungidos, después en la muerte, antes del renacer, sobre la luna negra. Mis 15 minutos de relámpagos
Construiré ese lugar lunar de grisáceo y fino polvo, de oscuridad sin rostro Me gusta compaginar música y poesía, poesía y música De la poesía, sin duda, nació la música y de la música...este Universo
EXISTES
La mística forma del deseo, vaporosa incontinencia,
tan solo destrúyeme
cuando no encuentres ardiente carmín sobre mi rostro
Existes en una silueta de tormenta que baja hasta mis ojos
Dulce silueta contorneando los abismos hasta el carrascal hambriento entre sus haces de gris La calma nos espera