domingo, 1 de marzo de 2020

DOMINIUM/DOMINAME




Déjame verte desnuda, tumbada sobre el invisible hilo donde guardo el equilibrio
Es la verdad un juego de niños, un escondite en la tierra plana.
El aire, enloquecido, se mueve en tu boca, gesticulando en los huecos suplantados a la palabra. Un alambre entre sus comisuras. Respiramos ese infecto aire alimentado con la venganza, el que mata la claridad de los días. Y su ahogo despierta en los dedos, las uñas del cuervo rasgan la piel, desnuda nuestra insensatez hasta unos frágiles huesos.
Déjame ver la última coma antes de continuar, escupiendo sobre tus profecías, los bálsamos sepultos del pueblo ciego, nacidos sobre la cara oculta de la luna.
Soy, y al fin seré, tu frente de guerra, escuchando el sonido del tambor rabioso marcando mis pasos, advirtiendo del lago voraz que irrumpe entre mis manos. Cruzo tu alargada sombra y me arden los pies. Me quemo hasta sentirte, me transformo en hoguera en tu oscuro escondite.
Un vampiro en la oscuridad se maquilla como hombre,  en sus ojos rojos se refleja mi ingenuidad temblorosa, ha crecido bajo el árbol del ahorcado, dulce sabor es mi sangre para tus deseos.
Del letal movimiento me hablas, no escucho, solo alimento el cercano flash de mis acordes, y me alejo de tu sórdido sonido de fantasma. Arrastro tu mísera figura de carnaval hasta el vacío de mi  olvidado asesino...




1 comentario:

  1. En los secos campos del poder no deposito mis manos, no rozo siquiera un cruce de miradas. El avispero déjadmelo bajo mis pies para que lo pise

    ResponderEliminar