Recordé la tragedia esfumada en el Homo
Su ruido en el nido del viejo árbol
¡En el dónde!
recitando a la lejanía de las estrellas que se apagaban
¡Callad, que no existe un día apagado sin un alma vagando!
Existirá el último amanecer
Derramando su éxtasis tras el valle nocturno
Antes, entre entroncadas raíces existieron mansos diamantes
Ahora es sangre de exilio
Amantes del perpetuo anochecer
Seremos ánforas perdidas
en lluvia de esperas
Sin llegar a ver ¡oh seres! al estruendoso después
¡Recordé!
T
El ardor de mis notas musicales resistirán a la potente voz de las muñecas, al cántico perpetuo del delfín embriagado y en todas las venas abiertas de lúgubres desiertos se expresará la voz atroz del Príncipe cometa
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